EL PRIORAT

El Priorat es una de las diez comarcas que forman la provincia de Tarragona. Esta tierra de vinos con historia se situa en el umbral con la provincia de Lérida.

Nos situamos entre la Sierra de Montsant, que impregna todo su paisaje y el conjunto formado por la Mola de Colldejou, la Serra de Llaveria y la Serra de Santa Marina.

EL ORÍGEN DE SU NOMBRE

El Priorat debe su nombre a la primera cartuja construida en la Península Ibérica. Monjes de la orden de la Cartuja llegaron a este territorio en el siglo XII gracias a una concesión de Alfonso I. El motivo era construir un monasterio en un lugar singular, protegido por la Sierra de Montsant. Un lugar en el que un pastor había soñado que unos ángeles subían al cielo por una escalera apoyada del tronco de un pino. De aquí el nombre del monasterio, la Cartuja de “Scala Dei”.

Durante siete siglos y con el propósito de poblar una zona acabada de conquistar, los monjes que provenían de la Provenza impulsaron el desarrollo de este territorio, difundiendo el conreo de las viñas.

El Prior era quien controlaba el territorio. Las donaciones y compras posteriores hicieron de la cartuja un gran señorío feudal. Sus dominios abarcaban el Priorato histórico, que coincide con el territorio donde actualmente se conrea la vid de la que procede el vino amparado bajo la Denominación de Origen Calificada Priorat (DOCP).

Escaladei vivió una esplendorosa época entre los siglos XVI y XVII. Su prestigio y las buenas rentas obtenidas de su patrimonio permitieron a los cartujanos realizar una profunda remodelación arquitectónica. Ésta fue decorada con obras de la conocida escuela de pintura religiosa de Escaladei.

En 1835, tras la desamortización de Mendizábal, los monjes perdieron el derecho a las tierras. Los saqueos se produjeron tras el abandono de la cartuja y el conjunto se vio degradado hasta el punto de convertirse en una ruina.

Hoy en día se puede visitar a través de un recorrido por los restos de lo que fue la majestuosa Cartuja de Escaladei, donde se muestra el exterior de tres de sus claustros, el refectorio, la iglesia y una celda de un antiguo monje reproducida con toda exactitud.

Imágen de la Cartuja de Escaladei

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DEL VINO EN EL PRIORAT

Fueron los fenicios quienes introdujeron el vino en este territorio, en una época de cambios a muchos niveles.

Los habitantes cambiaron su modo de vida y se agruparon en poblados previamente estructurados, con viviendas adosadas entre sí. En lo que se refiere al comercio, su expansión desde el sur hacia Cataluña en busca de productos metalúrgicos los llevó a interesarse especialmente en las tierras cercanas al Ebro. El poblado de El Calvari (El Molar) es una clara exposición de todos estos cambios. De hecho, es un este yacimiento donde se documentó la llegada del vino y su peculiar forma de almacenarlo: las ánforas. A raíz de este descubrimiento, el conreo de la vid no tardó en añadirse a otros conreos ya existentes en el territorio.

Las influencias que recibieron los íberos de las nuevas culturas que llegaban para quedarse, fueron el principio de una época de cambios sustanciales en cuanto a su forma de vida.

La expansión del pueblo fenicio y griego se produjo desde la costa hacia el interior. Los pobladores autóctonos se jerarquizaron casi al mismo tiempo que se introdujeron cambios en la ganadería y la agricultura. Estos hechos marcaron un antes y un después en su evolución hacia una nueva cultura. Una evolución que llevó a los poblados a modernizarse bajo unas bases comunes entre ellos, pero sin llegar a constituir una civilización homogénea.

En lo que se refiere al vino, éste se reservaba para las celebraciones, puesto que el vino era un producto de lujo que no estaba al alcance de todos.

No fue hasta la llegada de los romanos cuando el consumo del vino se normalizó. El conreo de la viña se extendió rápidamente, generalizando la producción en todo el territorio. El vino también formó parte de la cultura hispanomusulmana: miles son los relatos que tratan del cultivo de la vid y que muestran que también elaboraban el vino para su propio consumo en el tiempo en que ocuparon la península.

Viñedos del Priorat

En el siglo XIX el vino se había convertido en el conreo más extendido en Cataluña. En el Priorato, las tierras de los antiguos monjes adquiridas por los pobladores fueron destinadas en muchos casos al conreo de la vid. La consecuencia fue un aumento demográfico de este territorio, por la necesidad de mano de obra para trabajar en estos conreos. Se abandonó el feudalismo, pasando a un sistema capitalista en beneficio de los terratenientes.

La llegada de la Filoxera en 1868 a Europa marcó un cambio en el territorio catalán. Con sus conreos intactos, Cataluña se convirtió en la principal exportadora de vino al país vecino, Francia. El sector estaba en pleno auge, aunque no por mucho tiempo. Francia consiguió replantar y volver a producir vino, tratando de reducir las importaciones. El comercio hacia mercados coloniales se vio reducido. Y finalmente, llegó la Filoxera al territorio, que trajo consigo la desaparición de variedades autóctonas, viéndose obligados a replantar todo el territorio con variedades que se adaptaran a tan complicado tipo de suelo y clima. Los agricultores se organizaron en sindicatos y cajas rurales para poder hacer frente económicamente a esta situación. Aún así, ante una perspectiva de futuro un tanto dudosa, el Priorat perdió el 30% de la población.

La situación no mejoró en los años venideros: las malas cosechas, las malas decisiones a nivel político, el aumento en los costes de producción a causa de la falta de mano de obra y un sinfín de razones llevaron a los terratenientes a perder dinero año tras año y cosecha tras cosecha. El vino que entonces se vendía con el nombre Priorat nada tenía que ver con lo que había sido.

EL RENACER DEL VINO

Pero de esto hace ya mucho, la situación actual es bien distinta. Hace tres décadas grandes figuras del vino llegaron para quedarse. Ellos han sabido sacar partido a las características de este territorio tan abrupto y complicado, para llevar los vinos del Priorat al más alto nivel.

La vid crece en terrenos a veces inverosímiles, en suelo de pizarra licorella que únicamente los agricultores pisan. Con una producción más bien escasa, el terreno destinado al conreo se debe aprovechar al máximo. La ayuda de los margeneros ha sido crucial para estructurar el terreno en terrazas, de modo que se facilita el acceso y se dispone de un terreno útil bien aprovechado. Este hecho ha cambiado por completo el paisaje del Priorat.

Licorella, el suelo de pizarra sobre el que crece la vid en el Priorat

En estas décadas, se ha producido un salto cualitativo en cuanto a los vinos que se elaboran en el Priorat. La creación de la Denominación de Origen de Calidad (DOQ Priorat), con unas bases establecidas en cuanto a la composición y producción del vino, ha llevado a este territorio y a algunos de los vinos que en él se producen, a lo más alto de la lista de los 100 mejores del mundo, según el famoso crítico Robert Parker.

OTROS CONREOS QUE MERECEN MENCIÓN

Aunque el vino es el principal conreo en la región, no es el único. Las cerezas, la almendra, la avellana y el huerto para el autoconsumo están presentes en el territorio, pero sin duda el que destaca en segundo lugar es el aceite.

Del cultivo del olivo se extrae aceite de oliva virgen extra, algunos de ellos bajo el sello de la Denominación de Origen Protegida Siurana (DOP). Los pueblos del norte de la comarca son grandes productores. La variedad más destacada es la arbequina, aunque también están presentes las variedades picuda o sevillenca entre otras. La recogida del producto se realiza de forma manual, normalmente en los meses de noviembre y diciembre. El clima de la zona y un cuidadoso proceso artesanal dan como resultado aceites de una gran calidad, con matices diferenciadores que vienen aportados por el tipo de suelo.

LA GASTRONOMIA PRIORATINA

Como es de esperar, la gastronomía prioratina mucho tiene que ver con el producto autóctono. La cocina de la comarca está basada en la gastronomía tradicional. Platos con mucha personalidad, en muchos casos cocina de aprovechamiento, ya que es la herencia de la cocina de antaño, de cuando la situación económica no era la mejor.

El plato estrella de la zona es la Truita amb suc, la más típica está hecha de espinacas y habas y el caldo lleva avellana o almendra. Pero también son destacables los guisos y asados de carne, como el Fricandó, la cocina de las setas, en especial el rovelló, los caracoles y también el bacalao. Como postre, peras con vino tinto, fresas con vino rancio o el más que conocido Pa amb vi i sucre.

El níscalo o rovelló, uno de los ingredientes principales de la cocina autóctona de temporada

La perfecta combinación de los platos con el vino del territorio hace que las experiencias gastronómicas en esta región sean un must para todo aquel que quiera conocerla.

VISITAS QUE SON UN «MUST»

El Priorat es una comarca con multitud de propuestas y lugares que visitar. Rincones con personalidad propia que no dejan a nadie indiferente.

El Priorat fue un enclave muy importante en la historia de la mineria. El plomo que se extraía de sus montañas era una moneda de cambio en tiempos en que el conreo de la vid todavía estaba muy extendido. La Mina Eugènia, la mina de plomo más importante de Cataluña, es actualment visitable, así como la colonia minera de Bellmunt del Priorat.

El Castell del Vi, exposición dedicada al vino y a las denominaciones de origen de la comarca, situado en el antiguo Castillo de los Condes de Prades, en Falset.

Levantado sobre un turón desde donde se domina la vila. Es visita imprescindible para conocer las diferencias existentes entre los vinos producidos bajo el sello de la DOC Priorat y los vinos producidos en la DO Montsant ( son los vinos producidos de la uva conreada abrazando la DOC Priorat, con características distintas principalmente en el tipo de suelo y que le confiere una personalidad muy distinta ).

La Serra de Montsant, declarada parque natural en 2002, todo un símbolo del Priorat que hace las veces de telón de fondo. Adentrarse en él y descubrir paisajes impresionantes al paso del camino o atreverse a escalar sus no menos impresionantes montañas son propuestas que atraen a los amantes de la naturaleza y del turismo activo.

SIURANA, PUEBLO CON ENCANTO

Pero sin duda, si hay un lugar en el Priorat que no podemos dejar de visitar. Siurana, pueblo con encanto que encontramos escondido entre la Serra de Montsant y las montañas de Prades.

Último enclave de la resistencia sarracena en Cataluña, de este pequeño pueblo de calles y casas de piedra podemos destacar lo que queda de la antigua fortaleza musulmana y la leyenda alrededor de una reina mora, de la que aún queda algún símbolo de evidencia en el salto que lleva su nombre, El Salt de la Reina Mora.

En sus alrededores, la iglesia romànica de Santa Maria, ubicada sobre el pantano de Siurana, una de las imágenes más idílicas del lugar.

Iglesia de Santa Maria de Siurana

QUÉ HACER EN EL PRIORAT

De la variedad de experiencias y propuestas que se ofrecen en el territorio, además de los «must» que comentábamos en el apartado anterior, las mejor valoradas son las experiencias alrededor del vino. Estas son nuestras recomendaciones:

Así que, para los amantes del vino, del producto KM0 y de calidad, de todo aquel que quiera rodearse de un paisaje a veces insólito y con una historia que merece la pena conocer, el Priorat es vuestra región.

Os animamos a que lo descubráis de nuestra mano y a que os llevéis con vosotros un poquito de su esencia.

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